Fotografías cedidas por los familiares de Angélica de Paz Fleitas
Introducción
En el entramado de la vida, a veces nos encontramos con historias que desafían las expectativas y nos enseñan sobre la fortaleza del espíritu humano. Esta es la historia de Angélica de Paz Fleitas, una joven de 15 años cuyo viaje a través de un misterio médico se ha convertido en un testimonio de amor, resiliencia y esperanza. A través de los ojos de su madre, quien enfrentó desafíos inesperados desde el inicio, exploramos un relato que va más allá de la medicina y se adentra en el corazón de lo que significa luchar por aquellos que amamos.
En el mundo de Angélica de Paz Fleitas, cada día es una nueva página en un capítulo aún sin diagnóstico, una mezcla de incertidumbre y fe inquebrantable. Este relato no solo nos sumerge en los desafíos y triunfos de una joven valiente, sino que también nos invita a reflexionar sobre la profundidad del amor maternal, ese vínculo inquebrantable que comienza incluso antes del nacimiento. La historia de Angélica es un espejo en el que se reflejan nuestras propias luchas y esperanzas, recordándonos la importancia de enfrentar cada día con coraje y optimismo.
Yamileisis Fleitas Cruz, mamá de Angélica de Paz Fleitas
Cuban Trail Team ha tenido la oportunidad de conocer más de cerca la historia de Angélica de Paz Fleitas, de la mano de su madre, mujer cuya fortaleza y amor incondicional han sido pilares en esta travesía llena de incertidumbres y desafíos. Tuvimos el privilegia de hablar con ella quien no abrió las puertas de su corazón, compartió con nosotros no solo los detalles de la enigmática condición de Angélica, sino también sus propias vivencias y emociones como madre ante un escenario tan complejo.
Su testimonio no es solo un relato sobre los desafíos médicos, sino también una historia de amor, crecimiento personal y la incansable búsqueda de respuestas.
Testimonio de la madre de Angélica
“A mis 21 años llegó una noticia que cambió mi vida. No fue un embarazo planificado, pero sí aceptado y asumido con muchísimo amor e ilusión desde el mismo momento que lo supe. A mi entender, todo transcurría normal durante la gestación, aun cuando tuve amenaza de aborto en el primer trimestre. En el segundo semestre del embarazo, me decían que la altura uterina y la edad gestacional no se correspondían. Yo era muy delgada, 120 libras, aunque había logrado un poco de aumento de peso, no era suficiente según los especialistas. Mi alta talla de 1.85 cm requería de un peso mayor, más aún durante la etapa de gestación.”
El nacimiento de Angélica de Paz Fleitas
La llegada de una hija siempre es un momento definitorio en la vida de una madre, pero en el caso de Angélica de Paz Fleitas, su nacimiento fue el comienzo de un camino lleno de amor, desafíos y misterios. En el siguiente testimonio, la madre de Angélica nos lleva de vuelta a aquellos momentos cruciales y emotivos, compartiendo detalles íntimos y conmovedores sobre las circunstancias que rodearon el nacimiento de su hija. Esta narrativa no es solo la crónica de un parto; es el inicio de una jornada extraordinaria, marcada por la fortaleza, la esperanza y un vínculo inquebrantable entre madre e hija.
Desde las consultas rutinarias hasta el inesperado giro de los acontecimientos, su relato nos sumerge en la experiencia vivida aquel día, revelando no solo las complicaciones médicas que enfrentaron, sino también el profundo amor y la determinación que han guiado a esta familia desde ese entonces. A través de sus palabras, nos adentramos en la historia de Angélica de Paz Fleitas, un relato que comienza con un nacimiento singular y se despliega en una vida definida por la búsqueda de respuestas y el inmenso amor de una madre.
Yamileisis: «Todo transcurrió entre los parámetros normales hasta la semana 38. Justo el día que cumplía 38.3 días de embarazo, como cada viernes, me dirijo a la consulta de ultrasonido. Siempre iba los viernes, pues era el día en que trabajaba la Doctora Madelin, no recuerdo su apellido, pero la doctora antes mencionada es referencia de la radiología e imageniología en esta institución hospitalaria.
Después de realizar la ecografía, me mira segura y pausada y me dice que casi no tenía líquido, solo observaba cordón y que era necesario saliera directo a cuerpo de guardia de ginecología para que fuera valorada por el ginecólogo. Fue así, después de la valoración del especialista, como comienzan las 8 horas de trabajo de parto después de comenzar la inducción. Un 8 de agosto del año 2008, justo cuando se inauguraban las Olimpiadas en Beijing, capital de China, también comenzamos Angélica y yo la carrera de la vida.
En la tarde de ese propio día, justo a las 5:45 pm, acompañada por los dos médicos de guardia, me ayudaron a traer al mundo a mi niña. Recuerdo que cuando el médico la tomó en sus manos, me miró y me dijo con tu tamaño podrías haber tenido un niño de mucho más peso (solamente pesaba 2800 gramos, 5.6 libras). Debe haber visto en mi mirada tristeza ante su expresión y lo arregló con una frase: ¡Qué linda, como tiene pelitos¡. Era cierto, era una muñequita de porcelana, blanquita, pequeñita, cubierta de pelos con unos ojos achinados de pupilas negras. La besé temblando, luego el neonatólogo se la llevó. Continuaron conmigo, cosiendo mi útero.»
Primeras horas de Angélica de Paz Fleitas
La llegada de un hijo es siempre un evento lleno de emociones, pero para la madre de Angélica, estas primeras horas fueron un torbellino de sentimientos que se entrelazaban entre la alegría, la incertidumbre y la preocupación. En este testimonio, nos sumergimos en las vivencias de las primeras horas y días después del nacimiento de Angélica, un periodo que marcó el comienzo de un camino lleno de retos y descubrimientos.
Nos relata con detalle esos momentos de inquietud y esperanza, describiendo las situaciones y los primeros indicios de que la salud de Angélica de Paz Fleitas requeriría atención especial. Estas horas fueron el preludio de una serie de eventos y diagnósticos que definirían los primeros meses de vida de Angélica y la incansable búsqueda de respuestas de su familia. A través de sus palabras, experimentamos no solo la complejidad de su situación, sino también la fuerza y la valentía de una madre enfrentando lo desconocido por el bienestar de su hija.
Yamileisis: «Después que me limpiaran y saturaran bien, me bajan de la camilla de parto y me ayudan a sentarme en la silla de ruedas. Me llevan hasta la ventanilla donde estaba mi familia y al verles les pregunto si han visto a la niña; ellos dicen que no. Para mí era normal, ¿pero pasaron unas horas y yo permanecía acostada en la cama de recuperación, mirando a la enfermera y le digo ‘¿por qué todas tienen a sus bebés y yo aún no?’ Me responde que pronto la traerán. Pasaron unos minutos y colocan en mis brazos a mi pequeña, esa envoltura que solamente los especialistas de los cuidados saben hacer a los bebés. Solo miraba su carita y su llanto lo sentía un poco extraño, pero no alcanzaba aún a saber.
No fue hasta el lunes, día en el que después del pase de visita, veo que todas las que sus niños habían nacido el mismo día de Angélica se iban de alta y nosotras seguíamos ahí. Caminando con dificultad voy hasta la mesa de la enfermería, pues en el horario del pase de visita de los médicos no permiten acompañantes, y le pregunto a la enfermera que por qué no nos daban de alta.
Ella me dice que llamara al médico para que me explique. Volví a mi cama pues la niña estaba sola en el cunero. A los pocos minutos llega el doctor, un señor de estatura mediana, pero que la fortaleza en su rostro y las canas que tenía su cabellera me daba la certeza de que estaba enfrente de un médico de acumulada experiencia.
Me dice: ‘Mamá, me ha dicho la enfermera que usted quiere saber por qué no se va de alta. Resulta que usted está de alta médica pero la niña tiene factores de riesgo y debe permanecer hospitalizada.
Tiene bilirrubina alta por contraste de sanguíneo entre el papá y usted (el padre tiene grupo A- y el mío O+), tiene ictericia fisiológica (color amarillo en la piel), tiene las fontanelas amplias tanto la frontal como la posterior, tiene la mano izquierda torcida hacia adentro, tiene varios pliegues en la piel y las orejas pegadas en forma punteada. Esto pueden significar sospecha de un síndrome genético’. Otros especialistas pasan a verla. Diciendo esto, dio la espalda y se fue.
Yo creo que antes de terminar de hablar ya yo estaba ahogada en lágrimas. La enfermera salió a buscar a mi tía, que permanecía fuera esperando que dieran el permiso de entrar a los acompañantes. No sé cuántas horas permanecí llorando, no sé cuándo ni cómo me calmé. Pasaron tres días más hasta que su bilirrubina bajó y se estableció su grupo sanguíneo, que hasta en eso me eligió a mí. Salimos del hospital comenzando las consultas en el área de salud. La pediatra me decía que para su entender la niña evolucionaba bien. No sé decirle si eran esperanzas las que pretendía darme o quitarme un poco de susto. Es decir, los primeros meses de vida fueron difíciles.»
Desafíos de Angélica de Paz Fleitas en su infancia
La vida de Angélica de Paz Fleitas es de lucha y perseverancia, marcada por desafíos que han puesto a prueba la fortaleza tanto de ella como de su familia. En este testimonio, la madre de Angélica de Paz Fleitas comparte con nosotros las dificultades y obstáculos que enfrentaron durante los primeros años de vida de su hija, un periodo definido por la incertidumbre y la búsqueda de respuestas.
Nos relata con franqueza y emoción los momentos de angustia y las esperanzas que se entrelazan en su experiencia, describiendo las complicaciones de salud que Angélica ha enfrentado desde su nacimiento. Nos ofrece una ventana a la vida diaria de una familia que, a pesar de las adversidades, nunca ha dejado de luchar por la salud y el bienestar de su hija. A través de estas palabras, entendemos no solo los desafíos médicos que enfrentan, sino también la profundidad del amor de una madre y la incansable búsqueda de un diagnóstico que pueda ofrecer un camino a seguir.
Testimonio de la madre de Angélica de Paz Fleitas
«La niña tenía reflujo, se ahogaba con la leche y se ponía cianótica. A veces creía que no saldría de esa. En casa, mis padres temían dejarme sola; siempre alguien me hacía compañía, aunque nadie se atrevía a tocarla. Comenzaron las infecciones respiratorias, digestivas, los ingresos, las terapias. Comenzó a pasar los meses y con ellos a florecer el retardo: no respondía a estímulos ni de sonidos, ni visuales; el desarrollo psicomotor afectado pues no se volteaba, no se colocaba en cuatro puntos, no sostenía la cabeza.
Comienza el camino de buscar diagnósticos. Qué desespero el mío. Donde me dijeran que existe un buen médico en el hospital, ahí yo iba con mi pequeña en brazos como diera lugar. Recuerdo a la Dra. Edelsia, profesora de Neuropediatría en el Instituto de Neurología, que como si fuese mi madre o mi abuela, me dijo: ‘Madre, esta carrera es de resistencia, no de velocidad.
Nunca pierdas la fe. Lo que hoy para la ciencia no tiene respuesta ni solución, un día se resuelve’. Aquí seguimos esperando ese momento para un diagnóstico, para esa posible solución. Han pasado años, para ser exactos 15 años, y los logros de la primera infancia un día se empezaron a perder. Comienza una pérdida de equilibrio, después un golpe en la rodilla, le sigue la pérdida de la marcha. Es que con tanto sacrificio y tantos tiempos en sala de rehabilitación, a los 3 años logramos que saliera deambulando a explorar el mundo y jugar con sus primos, recorriendo la casa.
Si les digo algo, yo acepté a mi hija, la amé desde el primer día que la sentí en mi vientre, pero no me acostumbro a verla así desmejorando. No es que crea en milagros, como algunos también me han dicho; lo contrario, sé que no es tiempo de milagros, eso sucedió cuando Jesús vino a la tierra. Pero sé la fuerza interior que tiene mi hija, es la misma que yo poseo al ser sus pies, su cerebro y su hablar.
Es la certeza de que si algo queda por hacer, Angélica merece que se le otorgue. Ella tiene ganas de vivir, me consta la entrega de los especialistas cubanos y los deseos que han tenido de ayudarnos. Pero sin diagnóstico, nada se puede hacer. Por ello he reunido fuerzas, alzo mi voz al mundo para que todo aquel que pueda ayudar, nos ayude.»
Conclusiones de un amor infinito
A medida que nos acercamos al final de este conmovedor testimonio, la madre de Angélica nos comparte sus pensamientos y esperanzas más profundos. A lo largo de este viaje, hemos sido testigos de la inmensa fortaleza y amor incondicional de una familia que, a pesar de los desafíos, nunca ha perdido la esperanza. Este relato nos lleva a una reflexión final, donde se revelan los deseos y aspiraciones de una madre luchadora, y el mensaje universal de resistencia y empatía que se extiende más allá de la experiencia individual de Angélica y su familia.
En estas palabras finales, encontramos no solo el reflejo de una batalla personal, sino también un llamado a la solidaridad y la comprensión hacia aquellos que enfrentan situaciones similares. La historia de Angélica es una inspiración, un recordatorio de que cada paso, cada esfuerzo, cuenta en la carrera de la vida.
Yamileisis: «He sido paciente, esperando sí, un único milagro: el de poder conocer la enfermedad de mi hija, para aspirar a un tratamiento, para mejorar su vida. Porque sigo confiando en las palabras de aquella experta doctora: ‘La carrera es de resistencia…’
Espero que estas mismas fuerzas lleguen a cada uno de los corredores que utilizan su deporte para sensibilizar al mundo. Porque la carrera simboliza que Angélica y la familia emprenden cada día y puede ser la misma que muchas personas entrenan cada día. La sensibilidad, la empatía son sentimientos que pueden alentar la vida de muchas personas que viven en condición de enfermedad.
Gracias por ser ustedes parte de esta ilusión.»
En esta historia de Angélica de Paz Fleitas, vemos reflejada la inquebrantable esperanza de una madre y el incansable espíritu de una familia. La experiencia de Angélica es una poderosa llamada a la empatía y la solidaridad, recordándonos la importancia de apoyar y comprender a aquellos que enfrentan desafíos similares.
Su vida marcada por la incertidumbre y la lucha constante, es un espejo en el que podemos ver reflejados nuestros propios desafíos y victorias. Su historia nos inspira a valorar la resistencia, la fortaleza y la determinación, no solo en los momentos de dificultad, sino en cada paso de nuestro camino.
Al compartir estas palabras, nos unimos a la madre de Angélica de Paz Fleitas en su esperanza y su llamado a la conciencia colectiva. Que este relato de Angélica sirva para sensibilizar y motivar a otros a unirse en esta carrera de la vida, donde la empatía y el apoyo mutuo pueden hacer una diferencia significativa en el mundo.
Angélica y su familia es un vivo ejemplo de resistencia y amor, una lucha diaria que merece ser reconocida y apoyada. En esta misma línea de solidaridad, se ha creado una campaña de recaudación de fondos, con el objetivo de brindar a Angélica la oportunidad de acceder a tratamientos, diagnósticos y cuidados que puedan mejorar su calidad de vida. Esta iniciativa, que se puede encontrar en GoFundMe, no es solo una forma de contribuir económicamente, sino también una manera de unirnos en el apoyo a Angélica y su familia en su búsqueda incansable de respuestas y mejoras en su salud.
Cada donación, grande o pequeña, tiene el poder de hacer una diferencia significativa. No solo se trata de una ayuda económica, sino de un gesto de solidaridad y empatía hacia una familia que ha demostrado una fortaleza excepcional. Participar en esta campaña es una forma de extender una mano amiga y de ser parte activa de una comunidad que se esfuerza por brindar esperanza y apoyo a quienes más lo necesitan.
Yami es una madre llena de virtudes admirables y con una entrega absoluta a su familia que atesora como el regalo màs hermoso de Dios. Ayudarla a que su Angèlica pueda mantenerse a salvo
o alcanzar mejor calidad de vida es un desafìo en el que cada ser humano puede poner su granito de arena. Te queremos mucho Yami, todo por Angèlica.
Gracias profe también le quiero mucho . Gratitud infinita a todos los que nos acompañan
La carrera de la vida. La vida enseña y nosotros aprendemos.
Que pequeño llega el corazon a los labios cuando quiere expresar todo lo que lleva dentro, yo admiro , apoyo y abogo infinitamente esta historia de vida, siempre llegan personas inesperadas que hacen suyas nuestras vivencias, y sufren y sienten suyos nuestro dolor, hablar de Angelica es un privilegio para quienes le conocemos, hablar de Yamy es un reto a la fortaleza, la resistencia y el amor. Cada lagrima, cada instante de insertidumbre, cada dia en esta lucha, quedara plasmado como ejemplo de abnegación y entrega de amor infinito hasta lograr el diagnostico de Angélica .
Mucha Fe Yami….Dios Obra en su tiempo perfecto y Misericordioso y al final toda la Gloria será para él.
Lluvia de Bendiciones para ti….para Angélica y toda la Familia…..????????????
No hay consuelo para una madre que espera por el milgro de la ciencia, cuando en casa el hoy es mas duro que el ayer.
Es el amor fuente de vida para Angélica, y ahí estan siempre los brazos de su mami para ayudarla… Salud y fuerzas para seguir adelante!
Muchas gracias muy verdaderas sus palabras, gracias por la empatia. Bendiciones ????
Gracias amiga por nunca dejarnos solas , por ser mi horcón cuando flaqueo, por ser luz en medio tanta oscuridad. Por dejar tus problemas de un lado caminar con los míos. Una y mil gracias te quiero muchísimo
Muy cierto